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El terrorismo nos lleva a repensar la hospitalidad

La hospitalidad es una institución milenaria nacida del mundo de los viajes cuya función es la reducción del riesgo a un nivel controlado para que huéspedes y anfitriones puedan desarrollarse en paz. Con sus ataques a los grandes centros turísticos mundiales, las industrias del ocio y el entretenimiento, el terrorismo internacional intenta destruir las bases de la hospitalidad.

Los ataques recientes a Bruselas y los anteriores a Paris demuestran que luego del 11 de Septiembre las tácticas terroristas han cambiado en forma radical. Como evento fundante, la alegoría del 11 de Septiembre no solo había desafiado todas las tácticas anteriores existentes, las cuales involucraban atentados a jefes de policías, embajadas o figuras de poder, sino que ponía a la industria de la hospitalidad y el turismo como elemento central.
Luego del ataque al World Trade Center, el ciudadano moderno se ha transformado en un target móvil del terrorismo. Este sentido de la transversalidad alude a una nueva reflexión sobre cómo funciona el terrorismo jihadista hoy día, porque ejercen esa violencia extrema contra centros de esparcimiento o destinos turísticos exclusivamente. Sin lugar a dudas, el terrorismo busca erosionar los lazos sociales destruyendo uno de los pilares básicos de occidente, la hospitalidad.
La palabra hospitalidad deriva del latín hospitium, que a su vez tiene una fórmula más antigua y compleja, opes+pet lo cual adhiere a la “pertenencia del amo”. Lejos de lo que el imaginario colectivo asume, la hospitalidad no era esa forma relacional amistosa para con los extranjeros, sino una institución antigua que servía como pacto inter-tribal de mutua defensa en el caso de un ataque exterior.
Desde una perspectiva histórica, podemos agregar que la hospitalidad se celebraba en Galia o Iberia como un convenio por el cual las tribus celebrantes se comprometían a aunar esfuerzos en caso de una invasión de ejército extranjero, y al hacerlo, sentaban paradojalmente un intercambio que trascendía el clima de la guerra y que poco a poco fue afianzando los buenos negocios.
En consecuencia, la hospitalidad es un ritual por medio del cual ambas partes, huésped y anfitrión se comprometen a no agredir-se mutuamente, y para que ello suceda la confianza juega un rol primordial.
A lo largo de los años, el concepto europeo de hospitalidad no solo acompañó, sino que sentó las bases para el diseño legal del estado nacional. En el pacto de hospitalidad subyace siempre el principio de reciprocidad, por medio del cual se pueden fundamentar los viajes y las travesías.

De qué forma el terrorismo afecta a esta milenaria institución?
Los recientes atentados sobre Paris introducen la duda sobre Occidente, y es por ese motivo que el miedo surge como una inevitable consecuencia de un proceso de desconfianza previa. En primera instancia, cabe mencionar las razones que persiguen los terroristas.
El terrorismo no solo desafía la autoridad del Estado nacional a proteger a sus ciudadanos, sino que lo hace en forma totalmente aleatoria, en donde cualquier persona sin importar estatura, etnia, religión o grupo social puede ser blanco. Esta idea de aleatoriedad es el segundo elemento que genera terror en la población y que sin lugar a dudas se remite a un futuro atentado.
La gente común no se asusta tanto por lo sucedido sino por el hecho que nadie sabe cuándo el ataque volverá a ocurrir. El Estado, en este sentido, es presa de la ilusión que ha propuesto el capitalismo sobre la idea de controlabilidad. Si la tragedia de Aylan – el niño sirio que fue fotografiado sin vida en costas de Turquía – conmovió al mundo entero provocando medidas que facilitaron temporalmente la aceptación de gran cantidad de refugiados, el atentado de Paris cerró cualquier posibilidad, clausurando de esa forma el sentido clásico de la hospitalidad europea. ISIS y su administración instalan la duda sobre el extranjero y al hacerlo cierran cualquier posibilidad de recepción.
Luego que Europa abriera sus fronteras, un comunicado advertía sobre la posibilidad que jihadistas se infiltraran entre los refugiados como verdaderos caballos de Troya. Si sabemos algo de la hospitalidad, es su raíz milenaria para promover el entendimiento, pero también para funcionar como rede de defensa en caso de guerra. Cuando se acepta a un extranjero poco se sabe de él y la hospitalidad como institución ayuda a comprenderlo, a saber quién es, pero sobre todo que desea de nosotros.
Etimológicamente la palabra ‘visa’ viene del latín visum (del verbo videre) que significa mirar. En efecto, el Estado debe saber a quién se admite, de la misma forma que se compromete a proteger al extranjero que acepta.

En resumen, la hospitalidad es una institución milenaria nacida del mundo de los viajes cuya función es la reducción del riesgo a un nivel controlado para que huéspedes y anfitriones puedan desarrollarse en paz.
Con sus ataques a los grandes centros turísticos mundiales, las industrias del ocio y el entretenimiento, el terrorismo internacional intenta destruir las bases de la hospitalidad.
Todo el andamiaje cultural de Occidente está configurado en base a la hospitalidad, desde los mitos de Helena de Troya que despierta la ira de Agamenón, y luego la tragedia de Aquiles, hasta los films de terror como The Hills Have Eyes, Texas Chain Saw Massacre, Dracula y Hostel.
En todos estos trabajos, la misma línea argumentativa subyace. El mal es la falta total de hospitalidad, o la corrupción de la misma. El villano engatusa a los huéspedes con manjares y banquetes, pero nadie sabe cuáles son sus principales deseos.
Ante los eventos que sacuden Francia, Occidente replantea la idea ya clásica que le había sido funciona a su expansión, la hospitalidad. Si el Estado nacional habíase consolidado a través del uso y abuso de la hospitalidad, la cual a su vez, sentó las bases para una sociedad de alta movilidad, los ataques terroristas ponen al capitalismo en una difícil situación. Cerrar las fronteras y producir el declive de la hospitalidad que les dio origen, o entregarse a una suerte de espectáculo del terror que lejos de solucionar el problema, lo agrava.

Maximiliano Korstanje


  
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