(...) Quienes firmamos esta apelación respaldamos el propósito de abrir paso a una prensa no comercial, de alcance masivo, comprometida con los trabajadores, la juventud, la soberanía, la justicia, la democracia real y para todos. Hoy, el manejo de los grandes medios de difusión por un puñado de empresas transnacionales, amparadas por el poder político mediante una legislación comunicacional arbitraria y discriminatoria, hace de la libertad una burla y de la prensa un instrumento de manipulación. Periodistas de diversos medios resisten este proceso avasallante y destructivo. Pero el saldo es neto a favor del ocultamiento, la distorsión, el elogio de lo banal, las operaciones concertadas para desviar la atención de las causas que todo lo degradan y nos acorralan. Hay igualmente innumerables expresiones de prensa alternativa en pequeña escala. Allí palpita la voluntad de resistir, de buscar respuestas a los grandes problemas de nuestra gente, de vencer la fuerza inercial hacia el individualismo y la desesperanza. Se cuentan por millares los boletines, periódicos, emprendimientos radiales y televisivos hechos con sacrificado entusiasmo en toda la extensa geografía argentina. Pese a ello, el saldo es contundente en beneficio de quienes usan la prensa como instrumento de lucro y control de la opinión pública. Con tanta fuerza acumulada, con tanta pasión dispersa es posible y necesaria una voz unificada que perfore el muro de aislamiento impuesto por quienes controlan los mensajes que recibimos a diario. Para ello es preciso aunar voluntades y estrechar lazos solidarios dentro y fuera del país. Y para aunar y sumar voluntades, la condición es asumir un compromiso de pluralidad y respeto por las diferencias entre quienes acuerdan en la necesidad de poner freno a la voracidad del gran capital local e imperial. Una unidad ajena a la caza de votos, ajena a la figuración individual, a la supervivencia de los aparatos, a los intereses corporativos de cualquier signo o especie. (...)

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