En más de una ocasión hemos escrito que Alice Pestana (Santarém, 1860 - Madrid, 1929) es la auténtica embajadora educativa entre Portugal y España entre los siglos XIX y XX. Pero no desempeña esa tarea desde cualquier posición, sino desde una lectura republicana de la sociedad, la educación, la vida, y un decidido compromiso pedagógico allí donde vivió y ejerció de ciudadana y educadora. Y lo hizo de forma indistinta, primero en Portugal, después en España.
La relación estrecha que mantiene Alice Pestana con el republicano Bernardino Machado, casi filial en lo político e intelectual, facilita mucho las cosas para que ella establezca contacto con los intelectuales republicanos españoles de finales del siglo XIX, en especial con los más destacados representantes de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Ya sabemos que Bernardino Machado y Giner de los Ríos mantienen vínculos personales e intelectuales muy estrechos. Ello facilitará mucho que Alice Pestana, esposa ya de Pedro Blanco, colaborador directo de Cossio y de Giner, se incorpore de forma muy activa al proyecto pedagógico renovador que representa la ILE, primero en Madrid, y más tarde difundida por toda España, en ideas, realizaciones y proyectos pedagógicos  renovadores, con espíritu republicano, libre, laico.
Alice Pestana desde joven encarna la defensa explícita de los derechos y libertades de la mujer, y por ello participa en los incipientes movimientos feministas de Portugal, en los movimientos y ligas por la paz. Como escritora de cuentos y novelas, como  traductora de obras de sociología y de educación, como profesora de lenguas extranjeras en España, como defensora de la creación de tribunales tutelares de menores, como promotora de iniciativas de protección a la infancia, se convierte en uno de los mejores exponentes ibéricos femeninos del concepto republicano de la vida, la ciencia, la educación en todas sus manifestaciones, dentro y fuera del aula de clase.
Es muy destacable su labor pedagógica como viajera de la educación, como promotora comparativista de novedades extranjeras en Portugal y en España, sea como introductora de la enseñanza secundaria para la mujer  en Portugal, siguiendo modelos  progresivos europeos, o la difusión de los beneficios de la enseñanza profesional tal como se enseña en países como Alemania y Francia.
Por ello no tiene nada de extraño que, más adelante, cuando Alice Pestana ya vive en España, sea la encargada por el gobierno para realizar un viaje pedagógico de estudio a Portugal, cuando el país hermano ha proclamado la Primera República. En 1914 es comisionada por el gobierno, y becada por la Junta de Ampliación de Estudios,  para realizar un informe técnico sobre los avances de las propuestas educativas republicanas en Portugal.
Se trata de un bello trabajo, publicado en 1915, en el que la autora recorre con rigor y coherencia el proceso de avance y dificultades que vive la implantación del modelo republicano de educación en Portugal. De ahí van derivándose sugerencias de mejora para las nuevas pautas educativas que debe adoptar la pedagogía y el sistema educativo español, por aquellas fechas en fase ascendente de reformas.
Alice Pestana, educadora republicana íntegra, laica, feminista, pacifista, defensora de la infancia, escritora culta, muere muy poco antes de proclamarse en España la Segunda República en 1931. Ella es una de esas educadoras que contribuyó con eficacia, sin excesivo protagonismo, pero con constancia y sencillez, a difundir el ideario pedagógico republicano, construyendo formas de pensar y de actuar asentadas en la razón, en las ideas de progreso, libertad, respeto y tolerancia, siempre a través de la educación. Su compromiso con la educación de la mujer, con los analfabetos en escuelas nocturnas, como profesora de lenguas, como animadora de los emergentes sistemas de protección de la infancia que delinque, como comparativista y viajera de la educación, también nos permite situar a Alice Pestana en la cima del hermanamiento ibérico por medio de fe en la educación y el progreso.
Las pautas de actuación educadora que destila la biografía de Alice Pestana nos permiten acogerlas como modelos del buen hacer educativo de la tradición republicana en el presente educativo de los inicios del siglo XXI, varias décadas después de su desaparición. Ese es el valor transformador de la historia de la educación para nosotros, puesto que, por ejemplo, la figura de Alice Pestana nos invita a la pregunta por el hombre y su educación en libertad, desde su lucidez intelectual, desde su honestidad moral, desde su compromiso educador por una persona libre en el pensar, por un ciudadano comprometido con su país. Es una lección de presente, desde el ayer republicano.

José M. Hernández Díaz